Friday, February 09, 2007

Jugar a la guerra


"Por escandalosa que pueda parecer a primera vista, no se puede negar la profunda afinidad entre el niño y la guerra [...] A fin de cuentas, el niño exige imperiosamente juguetes como fusiles, espadas, cañones y carros, soldados de plomo y colecciones de toda clase de armas asesinas. Dirán que no hace más que imitar a sus mayores, pero me pregunto si la verdad no es justamente todo lo contrario pues, al fin y al cabo, el adulto va más a menudo al taller o al despacho que a la guerra. Me pregunto si las guerras no estallan con el único fin de permitirle al adulto hacer de niño, regresar con alivio a las armas y los soldados de plomo. Cansado de sus responsabilidades como director de oficina, esposo y padre de familia, el adulto movilizado se desentiende de todas sus funciones y cualidades y, libre y despreocupado, se divierte junto a compañeros de su edad maniobrando cañones, carros y aviones que no son sino la copia aumentada de los juguetes de su infancia.


"El drama es que se trata de una regresión malograda. El adulto recobra los juguetes del niño pero ya no posee el instinto de juego y fantasia que les otorgaba su encanto original. Entre sus zafias manos, cobran las monstruosas proporciones de otros tantos tumores malignos que devoran la carne y la sangre. La seriedad homicida del adulto sustituye a la gravedad lúdica del niño, a la cual imita, convirtiéndose en su imagen invertida".


Michel Tournier, El rey de los alisos

10 comments:

Miguel Cane said...

Querido Mario:

¡Qué imagen tan impactante la que utilizas hoy para acompañar el escrito! (y a la vez, extrañamente hermosa... brutal)

Y por otra parte, qué reflexión tan interesante. Me explico: cuando niños, nos imponen ciertos juegos que presuntamente "corresponden" a nuestro género. Uno de éstos, es jugar a la guerra (y sus múltiples variaciones). Naturalmente, si no sigues esos parámetros, no eres considerado "un niño como los demás" y si quieres conocer a la persona más cruel del planeta, seguro es un niño.

O lo fue.

En suma: me llamó la atención el tema. Te sigo leyendo con atención, y regocijándome con tus visitas. (By the way: you've got mail)

Un abrazo desde esta orilla.

tu.politóloga.favorita said...

Los humanos no son tan agresivos como la gente suele creer.
Buen fin!!

Arkturo said...

que pasaría si en véz de juguetes bélicos, se les imponiera a los niños papel, tijeras y resistol por toda su infancia.

no sé cual sería el resultado. si lo tienes dímelo.

Max Demian said...

Supongo q esta teoria es bastante valida, incluso mas si se tratase de algunas decadas pasadas.
Me explico, los objetos transicionales, sirven para manter comoda a la persona, como si en lugares comunes se tratase, entonces la guerra serviria como un traslado a una infancia. Hasta aqui bien, pero nuestra sociedad occidental actual, practicamente se cimento en la comodidad a cualquier costo, por lo tanto desprenderse de la abulia-comodidad, seria un episodio traumatico para el hombre de hoy en dia, desprenderse de los nuevos "juguetes de adulto" supondria perderlo o como el bebe siendo sacado de la matriz materna. Ejemplos hay de sobra, basta ver los enlistamientos al ejercito voluntario hoy en dia versus otroras epocas, donde las comodidades caseras escaseaban y se sustituian por armamentos.

Issa said...

La guerra y los niños dejan de ser juego para convertirse, en primera instancia, en realidad absoluta de semiautomática en la mano, en Liberia, en Guinea, en Sierra Leona. Y en segunda, en fenómeno mediático. Curiosamente acababa de leer esto, cuando encontré tu entrada: http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,1584807,00.html
Me tengo que conseguir el texto. Y otra cosa que tienes que ver, me parece, es The Last King of Scotland, donde la última linea de un protagónico ficticio dirigida a un Idi Amín muy real, es: You are a child. That´s why you are so scary.

Mariluz Barrera González said...

Hola Mario,

Llegué a visitarte y este post me pareció realmente interesante. En mi experiencia jugando con los niños descubres que su juego tiene un fin, y este objetivo los ayuda a crecer y a descubrirse. En el hombre adulto el juego ya no tiene el mismo objetivo, de hecho ya ni siquiera podría yo llamarlo juego,para en el juego esta implicada toda su existencia y es una forma de descubrirse y de saber quien es. El adulto ya no lo mira de esta manera, ya no está jugando, el ya no intenta descubrirse y mucho menos aprender, el cree saber quien es y saberlo todo; lástima que ya nada es un juego para el.

No se si leiste cuando me visitaste el articulo, LA POLITICA NO ES UN JUEGO, donde trato de describir la diferencia tan grande entre lo que significa el juego para el niño y lo que ha dejado de significar en la vida del adulto.

Ojalá el hombre jugara mas seguido; para descubrirse y darse cuenta en realidad de quien es y de que esta hecho.

UN FUERTE ABRAZO.

Mario said...

Miguel:

Tienes mucha razón: de pequeños nos imponen ciertos modelos de juego que luego, ya adultos, se traducen en expectativas sobre lo que se supone uno tendría que haber hecho llegada cierta edad. Ya sabes: casarte (que estaba prefigurado en el juego del matrimonio fingido), tener hijos, ser exitoso e ir de corbata a la oficina... Estoy de acuerdo en que las personas más crueles que he conocido son los niños, aunque claro, cuando yo también lo era. Pero también es cierto que las personas más honestas con que me he topado en la vida han sido niños, o son niños crecidos, jeje... No sé, supongo que en la infancia todos tenemos rasgos de crueldad imposibles de soslayar... Un abrazo Miguel, y gracias por continuar por estos lares...

Arkturo:

No sé cuál sería el resultado, pero si tu lo descubres (que seguro lo harás, porque eres un chico muy listo), también te encargo que me lo digas. De hecho, tendrías que recordarme las instrucciones para cumplir 16 años y mantener esa actitud vital hasta los 28... Creo que si tienes suerte, puedes trabajar en algo que evoque los juegos de tu infancia, puedes crear con el mismo espíritu lúdico como orquestabas batallas entre soldaditos de plástico. Y claro, recibir una buena paga por ello... Por cierto, tienes muy descuidado tu blog... Un abrazo, y a escribir todo lo que tienes pendiente...

Politóloga de cabecera:

Tienes razón. Me acordé de eso que decía Lars Von Trier sobre que la gente llora con más intensidad en el cine cuando los personajes son generosos entre ellos que cuando ocurren las tragedias. Quizá sea porque la generosidad es un sentimiento que nos interpela más que la crueldad. En todo caso, sea la gente cruel o bondadosa, creo que no hay que darle a nadie la oportunidad de que compruebe lo vulnerable que es la condición humana. Como pensaba Kant, sólo Dios (de existir) podría sondear el corazón de los seres humanos y resolver la pregunta sobre la orientación perversa o bondadosa de la naturaleza humana... Un abrazo, mi politóloga favorita (y mira que conozco muchos, jejeje)...

Max:

No había observado el tema desde esa perspectiva de los objetos transicionales. No hay más que observar nuestro entorno inmediato para constatar como atesoramos objetos de ese tipo: canciones, libros, formas de relacionarnos que aspiran a reconstuir un paraíso infantil. Tu comentario me recordó una película no muy afortunada, pero que tiene en la base argumental una idea muy bonita: "Intruso", del español Vicente Aranda. La peli empieza con el matrimonio feliz de Victoria Abril y Antonio Valero, hasta que aparece el personaje de Imanol Arias. Los tres fueron amigos de la primera infancia y lo que precipita la tragedia es que la chica quiere recuperar ese idilio de tres, esa posesión a tres cuerpos, sin darse cuenta que ya han crecido y que ya tienen un sentido de la propiedad del que carecían cuando pequeños... El mundo de Victoria Abril se colapsa al ser incapaz de contener tantos objetos transicionales... De nuevo, te mando un abrazo...

Querida Issa:

Tengo unas ganas enorme de ver esa peli. Si tengo suerte, lo haré hoy. Siempre he pensado que Forrest Whitaker es un gran actor que ya debería tener varios oscares en las repisas de su casa, pero ¿qué le vamos a hacer? A veces la vida es injusta... Las personas más irresponsables que he conocido en la vida creo que tienen en común esos rasgos infantiles que evoca el diálogo de la película: ser un niño, no tolerar la frustración que resulta de no poder obtener todo lo que se desea, no comprender que el mundo y los demás no están allí como objetos de juego... Leí el artículo del "Time" y me pareció muy interesante. No sé qué opines, pero me recordó una discusión con amigos sobre "Ciudad de Dios", que a mi me parece presenta una inadecuación entre forma y fondo, al sobreestilizar la violencia en las favelas de Rio, al buscar la toma más rebuscada cuando lo que se necesitaba era asumir una posición moral antes que estética... Me gustaría mucho que leyeras el texto de Tournier, que yo ya encargué por internet "The Road"... Un abrazo, y suerte con el DVD...

Mariluz:

Tienes mucha razón cuando dices que nuestra política no es un juego, porque el juego tiene una dimensión ética que implica seguir reglas para todos los participantes sin excepción. O si nuestra política es un juego, es uno de suma cero: en el que se gana todo o se pierde todo. Me quedé pensando en la descripción que haces del juego en la infancia: los niños asumen con toda seriedad la acción, aunque se rían constantemente, porque todavía no saben el significado de pensarse como una excepción a la regla... Has puesto el dedo en la llaga cuando te preguntas en tu texto: "¿Qué me garantiza que me respetarán?". El problema es que muchas personas, al no encontrar una respuesta responsable a esta pregunta, acaban desencantadas de la política y se permiten todo tipo de conductas corruptas. Pues, al fin y al cabo nadie respeta la ley. Se le pide mucho a la democracia, y quizá sea hora de decir que es sólo un juego, un conjunto de reglas, que nos permite hacernos corresponsables de las decisiones políticas... Te mando un abrazo, Mariluz... Y qué bonito es el blog dedicado a tu padre

Unknown said...

me encanto este posteo, me hizo recordar aquello de que hay hombres que solo por salir de su aburrimeintto se convioerten en presidentes de una nación.....

Mario said...

TNF25:

Me da gusto ver que escribes de nuevo por acá y también ver que de nuevo hay actividad en tu blog. La novela de Tournier me gustó mucho, precisamente, por esa exploración de la banalidad del mal, de la irresponsabilidad política. Como sugería Issa unos comentarios arriba, tienes que ver "The last king of Scotland", pues ilustra perfectamente el comentario que haces sobre la personalidad de los presidentes hastiados... Un abrazo, querido TNF

Issa said...

Mario: Trataré de busarme el libro, en cuando regrese de Delhi. De Ciudad de Dios, hay muchísimo que hablar, porque difiero! Huyo al aeropuerto, y te mando un abrazo enorme.