Tuesday, September 11, 2007

Todo sobre la sobrevivencia


Pensando un poco en las cosas que me gustan, en los lugares que frecuento cuando no me siento tan bien, en las rutinas de las que apartarme me pone en riesgo de perder el centro de gravedad, siempre regresó a Almodóvar y Todo sobre mi madre. La veo siempre que la necesito, y ayer recurría a ella como si no la conociera antes. Es una película luminosa, de la que me divierte mucho su sentido de la puesta en escena, plena de simetrías, de historias que se repiten en cuerpos diferentes y de gente que finge que es lo que realmente quiere ser. Me gusta su forma de asimilar la tragedia a la comedia, y de probar que el adolorido corazón humano, como pensaba Aristóteles, también es el centro donde reside la risa. Aunque el motor de la historia es la necesidad de saldar cuentas con el pasado, el dolor y la perplejidad ante lo que significa empezar de nuevo se complementan en los personajes que ha escrito Almodóvar, entregándonoslos con una suerte de conciencia infantil y rebosante de sabiduría ganada a golpes y obtenida de la osadía de dejarse la piel en besar siempre a la persona equivocada. Así es Manuela (Cecilia Roth), la madre que pierde a su hijo y se siente obligada a comunicarlo al padre que nunca se hizo cargo. También lo es Agrado (Antonia Sanjuán) y sus ansias de hacerle la vida placentera a las personas, porque nadie lo ha hecho con ella sin pedirle algo a cambio. A su modo, Rosa (Penélope Cruz) trata de ayudar a todo el mundo y de pasar la vida con una suerte de inocencia permanente que la convierte en el cordero pascual. Siempre equivocada, y siempre imitando a Bette Davis, Huma Rojo (Marisa Paredes) no sabe dejar de actuar, aunque ya haya bajado del escenario y no haya público que la observe. Y no podía faltar la mujer (Rosa María Sardá) que padece la maternidad mientras se dedica a falsificar a Chagall, y que no sabe comunicarse con una hija que es muestra de todo aquello que no comprende y a la que quiere, sin embargo, de una manera animal e instintiva. Almodóvar pinta a las mujeres de Todo sobre mi madre de todas las gamas del rojo: el casi morado que se hace en la piel cuando alguien nos golpea; el rosado de la sangre diluida en agua; el tibio bermellón que es como una invitación a dormir la siesta acurrucado en los brazos de quien sólo sabe querer y no aprendió a juzgar; y el carmesí en las mejillas sonrosadas de quien descubre que se ha vuelto objeto del deseo, casi siempre por una razón equivocada. No es que haya razones adecuadas y otras no para enamorarse; lo que si existe es gente que irremediablemente se enamora de las personas confundidas, para complementar su propia indecisión. Porque Todo sobre mi madre es una película sobre cómo recuperar la inocencia cuando ya no se puede contener más dolor; una obra acerca de lo difícil que es ser un poquitín listo y un poquitín bobo, si se está demasiado consciente de la manera en que las pasiones se le desbordan a uno a la menor provocación. Por supuesto, es una película sobre la tolerancia, sobre la forma en que las mujeres –los hombres que se visten de ellas, las actrices que actúan de madres, Gena Rowlands, Romy Schneider y las madres de carne y hueso– siempre tienen que habituarse a encontrarle un lugar a todas las cosas que la vida y los demás les lanzan. Como ser mujer –o intentar ser lo que uno siempre ha soñado de sí mismo en búsqueda de la autenticidad– sin morir en el intento. A su modo, Manuela es como las heroínas de corazón de oro que tanto gustan a Lars Von Trier: tiene la mirada de bondad extraviada de Bess McNeil (Emily Watson en Rompiendo las olas), posee el sentido de la justicia de Grace (Nicole Kidman en Dogville) y conoce del sacrificio como Selma Jezkova (Björk en Bailando en la oscuridad). Pero también es síntesis de otras chicas Almodóvar previas al éxito mundial de este chico nacido en un lugar de La Mancha: la madre dominada por el dolor, pero necesitada de trabajo para sobrevivir, que interpreta Carmen Maura en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?; la heroína que puede cargar con todo el peso del mundo en la espalda y siempre tener una sonrisa para los demás, como Verónica Forqué en Kika; la actriz porno a la que Victoria Abril, en ¡Átame!, permite enamorarse al final de un viaje que amenazaba con terminar en tragedia. Todas estas mujeres, o al menos algunos de sus rasgos, de sus lágrimas, de sus artimañas, de sus fingimientos, están presentes en Todo sobre mi madre. Y quizá por eso la película posee una capacidad inusual para tranquilizarme, como a Vivian Leigh la tierra roja de su finca le proporcionaba sosiego en Lo que el viento se llevó.

20 comments:

Silencio said...

El naranja, el tango, el encarar la muerte, como en Azul, la muerte llega sin aviso previo, solo lo sabemos nosotros, se huye un poco pero el muerto lo traemos dentro, y eso nadie lo nota, solo el espectador, el que mira la historia dentro de la historia, del que mira El eterno resplandor y quisiera olvidarse y consigue con ello olvidar un poco el dolor, la culpa, uno se convierte en el complice que se identifica con la madre, con la puta, con la abnegada, proyectando un poco las culpas con las del personaje que mira y salir, del cuarto, del cine, con un poco menos de peso. Algo así, algo naranja con tango y huyendo de Madrid.

Saludos

Sebastiana said...

A veces sólo se necesita recordar que ya hemos vivido a través de otros, personajes que resucitan bajo nuestra orden: play! Al terminar tenemos la seguridad de que fuimos capaces de sobrevivir en 2 horas (el tiempo es una cosa extrañísima)todas las tragedias de miles de años.

Arkturo said...

Que increíble cinta, es la Tercera que veo del manchego, la primera que fué "Hable Con Ella" y la cuál tu bien sabes, que es mi demencia, me mostró a un almodovar sumamente táctico con las imágenes desde el momento en el que hace esas magníficas tomas a Leonor Watling, y ese sinismo convertido en comedía sobre las relaciones amorosas, después vino Volvér, y creo que allí conocí y recalqué un sentido que ya tenía cargado en la mente sobre España, y la clase media baja concentrada en mujeres, en programas de culebrón, y otras cosillas, además de hechar cuentas, en casi parecido a "Todo Sobre Mi Madre", sobre las cuentas que a veces te pide el pasado, algo así como las hipotécas. Con "Todo Sobre Mi Madre", sentí un almodovar distinto, sumamente frío, con un humor parecido al que tengo con los relatos de Cabaret, con las necesidades de personalidad, y como tu dices, con las necesidades de regresar. Se me hizo increíble, la textura de el film, y como llegó a encajar en un momento que parecía crítico en mi mental vida puberta.

Escribiré algo de ella en el futuro, y si que me desglosaré.

Mario, un saludo, y buen día!!!

el juntacadáveres said...

Yo quiero ser una chica almodovar
como la maura, como victoria abril,
un poco lista, un poquitin boba,
ir con madonna en una limousine,
yo quiero ser una chica almodovar
como bibi, como miguel bose,
pasar de todo y no pasar de moda,
bailar contigo el ultimo cuple.

y no parar de viajar del invierno al verano,
de madrid a new york, del abrazo al olvido,
dejarte entre tinieblas escuchando un ruido
de tacones lejanos.

encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasion ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿que he hecho yo para merecer esto?

yo quiero ser una chica almodovar
como pepi, como luci, como boom,
venderle al garbo mis secretos de alcoba,
ponerme luto por un matador.

yo quiero ser una chica almodovar
que a su chico le suplique: "¡atame!",
no dar el alma sino a quien me la roba,
desayunar en tiffany's con el.

y no permitir que me coman el coco
Yo Quiero Ser Una Chica Almodovar
esas chungas movidas de croatas y servios,
ir por la vida al borde de un ataque de nervios
con faldas y a lo loco.

encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasion ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿que he hecho yo para merecer esto?

como patti diphusa escribir mis memorias,
apuntarme a cualquier clase de bombardeo,
no tener otra fe que la piel ni mas ley
que la ley del deseo.

encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasion ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿que he hecho yo para merecer esto?

jajaja... creo que cuando escucho esa canción puedo ser lo más gay que puedo ser... y mientras leía tu post neto que me la cantaba mentalmente... y sucede que me llegan imágenes y sonidos al mismo tiempo de las buenas películas y las buenas canciones...

ya vi: Días de campo... si te digo que lloré, me lo creerías¿?

Arkturo said...

yo también, quiero ser un chico almodóvar... Chica, no creo... creo que mis dotes de feminidad no están a la altura, pero si al tu por tu de personajes como el de Antonio Banderas en "La Ley Del Deseo", Gael en la Mala Educación con esa Exótica canción que he mirado treintamil veces en el youtube, o en mejor encarnación, como el Beningno, en "Hable con Ella", creo que encajo perfecto en alguno de esos personajes, o mejor aún en el hijo de Manuela, que es fan de Capote, que siendo esto algo contradictorio, puesto que de capote, solo se El desayuno con los diamantes, tengo un enlace directo con alguno de esos personajes de el Gran Almodóvar.

Further

g. neidisch said...

Lars Von Trier y yo nos vamos a casar y Wong KarWai va a ser el padrino.
Sabes qué me gusta mucho de Todo Sobre Mi Madre? la aparición tan anunciada de Toni Cantó.

tu.politóloga.favorita said...

Leí todos los posts que me faltaron desde la última vez que entré.
De éste último me gustó eso que dices sobre que las madres deben aprender a encontrarle un lugar a todo lo que les lanzan.
I -heart- Cecila roth.
saludos!

gaby said...

Todo sobre mi madre fue la primera película que vi de Almodóvar.. con ella empecé una cadenita.. es el eslabón principal de mis películas favoritas de Almodóvar.

Espero que este todo bien.

Un beso

Mario said...

Silencio:

Otra vez huyendo de Madrid, o del Zócalo de la Ciudad de México o cualquier otro lugar donde la soledad en medio de la muchedumbre se haga patente, y sin despedirse. Alberto Iglesias se compuso un valsecito muy bonito, del color de la boca roja de Manuela, que se resiste a secarse cuando a ella ya se le acabaron las lágrimas, para rubricar la huida y el regreso de Barcelona de la protagonista de "Todo sobre mi madre". Lo que me faltó decir es que la música de Iglesias tiene ese eterno resplandor de la mente que se ha quedado vacía de recuerdos, pero que en el interior del cuerpo que habita anida un testigo de la fugacidad de la existencia. Seguro que, a solas, Manuela baila el vals de Alberto Iglesias, sabiendo que no está del todo sola, que la muerte siempre la acompaña; ese muerto con el que uno carga de manera permanente... Muchas gracias por enseñarme que un tango de color naranja es una buena forma de salir huyendo de cualquier lado, y sin despedirse...

Sebastiana:

Claro! Uno puede chasquear los dedos y conjurar la realidad de esa irrealidad que constituyen las historias que nos creemos, que nos bebemos a veces a sorbos y otras de golpe, esos cuentos frente a los que suspendemos la incredulidad como cuando esperábamos lo que la abuela iba a sacar de su bolsillo para complacernos... Y, efectivamente, en dos horas se comprime todo el dolor con que llegamos a cuestas a la taquilla y se expande la felicidad que no ibamos a tener, porque los finales felices, o no son del todo felices o no son siempre finales... El tiempo es extrañísimo, sobre todo en el cine, ¿o será que es en el cine el único lugar donde uno se puede ver a sí mismo reflejado, en un escenario 'más grande que la vida misma', como dicen?... Un abrazo, Tatiana

Ben:

"Todo sobre mi madre" casi es mi película favorita de Almodóvar, aunque siempre se me mueven de lugar sus obras. A veces es "Hable con ella", otras "La ley del deseo", "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" o fragmentos de "¡Átame!" e incluso "Volver". Lo que siempre está presente es esa idea que el propio Almodóvar dijo a propósito de "Kika": el cine es como un dulce venenoso, la purga que el cuerpo necesita y que el médico disfraza con azúcar, la necesaria inconciencia para alcanzar una nueva forma de conciencia... Siempre uno vuelve a Almodóvar con las ganas de reconocerse un poquitín listo y un poquitín bobo... Un abrazo, Ben

Arkturo:

Quiero leer ya ese texto sobre "Todo sobre mi madre", que los fragmentos que has escrito sobre "Hable con ella" me gan conmovido mucho. Hablar, hablar, hablar, con las mujeres cuyo cerebro es un misterio, con los hombres que no pueden romper el caparazón que empezó como una simple costra en la rodilla después de uan raspada, incluso hablar con uno mismo como si fuera el personaje que se ha visto en una película. Allí hay algo que se debe explorar con calma. Aunque siempre he pensado que el género es una construcción cultural, y que no hay esencias femeninas o masculinas, me gusta de "Hable con ella" que allí Almodóvar explora una cierta forma de solidaridad que sólo se da entre los hombres, producto de una condena cultural a no hablar y de la necesidad de crear canales novedosos para decir lo que uno siente. Y allí está la amistad a contracorriente entre Benigno y Marco, metidos en la piel de Javier Cámara y Darío Grandinetti, para demostrarlo. Almodóvar es un gran director de actores, siempre empujándolos al límite y siempre haciendo convincente la tragedia dicha con entonación de comedia, o viceversa... No conozco España, pero si algún día voy, preguntaré si alguien conoce a una mujer tan amable como la agrado, tan fiera como Manuela o tan buena actriz como Huma Rojo... Un abrazo, querido Arkturo, que a los chicos que quieren ser escritores desde pequeños se les pone una cara muy seria, como al hijo de Manuela...

Junta:

Es que "Días de campo" es una cosa excepcional, hace mucho que no veía algo tan conmovedor, tan profundo en su sencillez. Me preguntó cómo es que Raúl Ruíz, después de una carrera de excesos cinematográficos cuyas ambiciones lo acercaron mucho a Buñuel o a Greenaway, terminó con la necesidad de hacer una peli tan sencilla, tan transparente, tan compleja, tan endiabladamente enamorada de los relatos y de la gente que puede producirlos. Creo que a veces se siente la necesidad de hacer un paréntesis en la percepción que se tiene de una mismo, una tregua con las obsesiones de siempre, e intentar calzarse unos zapatos nuevos. Creo que eso le pasó a Ruiz, que se hizo una película tan libre como la hubiera hecho al inicio de su carrera, pero con la sabiduría que sólo dan los años... La historia de la Paulita hace llorar, quizá no a mares y con la sonrisa oculta como Almodóvar, pero con una gratitud e incomodidad con la vida que pocas veces se puede sentir... Y esa rola de Sabina me gusta mucho. En mi adolescencia, para mí él era la neta, y con el tiempo ese amor de juventud se fue desvaneciendo, pero me sigo quedando con esta canción y con otras como "El hombre del traje gris", "Pastillas para no soñar" y esa que dice "iba cada domingo por el puesto del parque abuscarte carricoches de miga de pan"... Un abrazo, Junta

Mario said...

G. Neidisch:

Supongo que Lars Von Trier tiene una larga fila de pretendientes y pretendientas. Sólo que tendrías que hacer la boda en Dinamarca, pues dudo que la depresión por la que pasa actualmente y la fobia a los aviones le permita viajar. Aunque, ¿quién sabe?, el amor lo puede todo... Yo pondría a Peter Greenaway a elaborar una coreografía para la ceremonia: quizá los acordes del "Memorial" de Michael Nyman y la catedral que uso en "El bebé de Macon" como escenario, aunque eso le daría al evento un tono religioso... Es cierto lo que dices sobre el personaje del primer Esteban: desde el cartel aparece, y llega a la peli al momento de cerrar el ciclo de Manuela y su devoción por los hombres de su vida... Un abrazo

Mi politóloga favorita:

Gracias por leerme, Yo también te leo, aunque ya no tenga tiempo para comentar. Como dije ya, no creo que haya esencias para lo masculino o lo femenino, pero si toda una serie de rituales o códigos culturales que en un momento determinado nos permiten reconocernos como hombres o como mujeres. El reto es desafiarlos de un modo que los vuelva flexibles e incluyentes. Me gusta que Almodóvar, de cierta forma, venga desmontando en sus películas muchos mitos sobre la maternidad y la abnegación, que convierta en madres a seres que no quieren ser el ejemplo a seguir de nadie, y que nos muestre que, a fin de cuentas, la solidaridad entre las mujeres y lo hombres, entre los hombres y los hombres, entre las mujeres y las mujeres, las madres y sus yernos o nueras, los padres y los amantes de sus mujeres, es eimpre una posibilidad. Por eso es que me gusta tanto Almodóvar... Me too (Heart) Cecilia Roth... Un beso, chica politóloga...

Gaby:

Gracias por preguntar. La respuesta es que no está todo bien, pero tampoco tan mal. Sólo que tengo que aprender a ver la risa en la tragedia y el componente amargo en el placer, y también a no mezclar emociones ni irme a los extremos. Cuando lo logre, seré un chico Almodóvar, un poquitín listo y un poquitín bobo... La primera peli que le vi fue "¡Átame!", en una época en la que Victoria Abril me parecía la cosa más hermosa y talentosa de la creación... Un beso, Gaby

Anonymous said...

Parece que siempre repito los mismo comentarios contigo, pero me es inevitable enamorarme de la forma en que conjugas palabras, sustantivos, adjetivos. Como las metaforas fluyen libremente dentro de tu review personal del quintaesencial filme Almodorvariano.

A mi me sucede lo mismo, pero con "Mujeres", es mi fetiche inevitable, y que guarda un lugar fundamental en mi corazón, cuando busco lugares donde refugiarme después de una catástrofe sentimental.

Enhorabuena.

José Merino said...

Las mujeres son materia infinita para conmoverse en las películas, por que son piedras que lloran y arenitas sudorosas, vamos, que no tienen pudor para doblarse o engarrotarse. Lo difícil es conmoverse por el resto, esos con genitales exteriores. Es un poco una mierda, ¿no?

Tessitore di Sogno said...

Te leo y me pregunto a dónde recurro cuando me siento triste, quizá lo que más me calma es que cito a mis amigos en casa, hago una pizza y luego me quedo callado y los observo reír, y entonces me pongo a pensar en que mis miedos son más llevaderos y menos conmiserados. Ahora que si a una buena cinta se refiere, pues estoy chaláo pues mis favoritas son desgarradoras y del estilo que atacan sin piedad a los sensibles entonces no se si sea buena idea llorar dos horas con una soñadora francesa ó viendo a una enfermera llena de cicatrices por pecados de guerra enamorándose de un accidentado (mentalmente atormentado) en un pozo petrolero, tal vez contemplando el más bajo nivel de sentimiento humano en un rostro que ha perdido la niñez sobre una carreta a través de una rueda que gira hacia el holocausto y es que, quizá la vida debería ser como una cinta en donde –como señalas- cada quien elige su forma de ser y actúa de manera libre, aunque la libertad es un concepto tan confiado en un medio sumamente hostil.

Quizás –como bien apuntas- la mejor manera de lidiar con del dolor humano sea haciendo una especie de armonía entre lo irónico del pasado y lo mágico, casi imperceptible del presente, tal vez de ese modo el futuro sea menos incierto o tal vez solo pierda importancia. Lo interesante en para los que poseen mucho nivel de conocimiento sobre el dolor humano –como es tu caso- no es una tarea nada fácil.

Me disculpo por la tardanza, realmente no he dejado de visitar tu blog, lo cierto es que no he andado muy animoso como para compartir contigo líneas y prefiero que cuando lo haga sea en un estado de ánimo digno del autor del post.

Te mando un fuerte abrazo Mario, que haces magia y luces con tus palabras.

senses and nonsenses said...

hay dos temas que recorren la obra de almodóvar: la ley del deseo y la madre. si a la primera pertenecerían matador, la ley... y atamé, a partir de tacones lejanos el tema de la madre y el deseo de maternidad (o la frustración de un deseo del propio almodóvar? es recurrente y pasa a primer plano.
...por no extenderme en TAcones lejanos que es un deseo incestuoso (incluso Victoria Abril (la mejor) folla con su madre encarnada en la figura de Letal Bosé).

me ha encantado lo de padecer la maternidad, porque es eso precisamente lo que les pasa a las mujeres de almodóvar, no dejan pasar un deseo (en forma de hombre o de película mejícana). o son mujeres estériles. (la referencia a Yerma en La flor de mi secreto: en realidad todos los personajes interpretados por m.paredes).
embarazos complicados_ en mujeres, en hable con ella, carne trémula.
En realidad encuentro que las dos únicas protomadres son las de qué he hecho yo... y la raimunda de volver (películas que tienen mucho que ver). Y quizá Manuela, pero no vemos sus años como madre soltera de esteban, sino lo que vemos es la perdido del hijo.
el hijo que crece sin madre: ...en muchas, átame, kika, carne tremula.
por no hablar de las dominantas como julieta serrano en matador, helga liné en la ley del deseo, o madre del juez bosé en tacones lejanos. (e imaginamos la de benigno)
con tanto repaso a las madres almodóvar que daría para una tesis se me ha olvidado lo que quería decir. que no encuentro a los personajes femeninos como los de lars von trier, sino radicalmente contrarios. como dices los personajes de almodóvar son positivos, siguen adelante ...con una sonrisa como Kika.

cronológicamente que he hecho yo fue la primera. hasta tacones fue un orgasmo el estreno de almodóvar.
kika la primera decepción, y luego pss, hay cosas..., es almodóvar...
todo sobre mi madre inicia una segunda época. quiere hacer un guión redondo. un películón.
creo que lo ha conseguido con hable con ella. el mejor almodóvar, el mejor guión. porque mis momentos almodóvar son del ppio.
la mala educación otra decepción
y de nuevo volvió a brillar en volver.
A ti que te pareció Volver?

lo siento por el rollo.
me'mbalao'

un abrazo.

Silencio said...

Y que tal el Azul de Iglesias en Lucia y el sexo, bueno no viene al caso, aunque hay huidas en ambas. Que chido lo de huir al zócalo, lo haré... este sabado con música de iglesias.

Saludos

Silencio said...

Y sobre lo de senses, están tambien las vomitonas, algo tienen, en la mayoria las he visto, creo que son pocas en las que no, y creo que La mala educación y La ley del deseo son una misma historia que se cuenta y contará de distintas maneras.

saludos de nuevo

senses and nonsenses said...

...y teléfonos. tb hay muchos teléfonos. en casi todas...

pero voy a destacar una vomitona. la de marisa paredes en la flor de mi secreto, que tiene mucho que ver con LA MADRE. se toma un bote de pastillas para quitarse la vida. nótese el botiquín del baño en forma de CRUZ ROJA. botiquín de diseño y símbolo de religión. y su madre le de-vuelve a la vida. y ella de-vuelve (vomita) las pastillas y dice Mamaaá... la madre le vuelve a dar la vida en forma ya de contestador autómatico o teléfono sin manos. ahora recuerdo otros telefonos almodovarianos como el de átameé, más cordón umbilical que teléfono. y parao... que me vuelvo a enrollar.

totalmente de acuerdo la ley... y la mala... tienen el mismo origen. por esto parece tan mala la mala educación. me aseguran que el guión original era mucho mejor.
desde la época de qué he hecho yo para merecer esto, pedro hablaba de un guión 'la abuela fantasma' (que tiene que ser volver). y el ruido de los tacones de carmen maura en el hospital en la ley del deseo fue el origen de tacones lejanos.

un abrazo.

Zelig said...

Sólo una recomendación al hilo de "Todo sobre mi madre", véase amigo Mario "Open in night" del gran Cassavettes, encontrará muchos puntos en común (de hecho, no es ningún misterio que el filme de Almodóvar está claramente inspirado en éste). Saludos

Mario said...

Beto:

¿Por qué las catástrofes siempre tienen que ser sentimentales? ¿Por qué las otras catátrofes son tormentas tropicales comparados con los huracanes que provoca ese aparato de cuerda que, como diría Pessoa, llamamos "corazón"? Probablemente haya tragedias mayores que esas, pero es parte de la dinámica de las relaciones humanas el que todo se vuelve relativo frente a las demandas dela subjetividad... Me acorde de una canción de Belle & Sebastian, siempre Belle & Sebastian, "Johnatan David", en donde el chico cuyo mejor amigo se ha enamorado de la chica que a él le gustaba originalmente le dice para consolarlo: "It's not as if I've been sent off to war, there are worse things in this world". Y así es, generalmente... Un abrazo

José:

Es cierto eso que dices de lo impúdicos que son esos animales con genitales externos, lo que los vuelve más vulnerables. Y como se sienten vulnerables, luego engañan, muerden, patalean y rasguñan para disfrutar esa vulonerabilidad. Quizá sea una forma de ponerse una concha para cubrir los genitales, como si no se hubieran dado cuenta de que ya crecieron y que no están más en el campo de fútbol. Será por eso que los animales con genitales externos son una especie a la baja, y que el día de mañana las mujeres, siempre a la vanguardia, habrán descubierto la forma de relegarlos del tema reproductivo... Un abrazo

Mario said...

Tessitore:

Como siempre, gracias por tu cercanía, por tu generosidad de leer lo escrito y de leer entre líneas. No sé si sepa mucho del dolor humano, o más sobre la incertidumbre que resulta de contemplar como podemos hacernos daño de una manera casi inconsciente. Pero siempre queda el cine: el rostro de Audrey Tatou esperando que el ruido del cortinero no sea otra vez del gato, la cara expectante de Sarah Polley tratando de imaginar cómo se ven sus propias cicatrices desde el lecho de ese hombre herido, el rostro de ese chico que aprende de la peor manera que incluso en el infierno se puede encontrar extraños de cuya bondad uno pueda depender... Y no sé por qué, mientras te leía, me acordé del rostro iluminado de Juliette Binoche mientras el soldado inglés le muestra, en medio de la noche, los frescos que la irracionalidad de la guerra respetó de manera azarosa... Y la opción de la pizza y los amigos, me gusta, me gusta mucho. Siempre, en compañía y comiendo pan, parece que las penas son menos, o al menos que se pueden posponer hasta mañana. Al día siguiente, descansados, bañados y guapos, parece más fácil retomar el impulso de la carrera que se quedó trunca... Un abrazo, y todo lo que dices es mutuo...

Senses:

Qué recorrido tan sabroso sobre la figura de la madre en el cine! Algún día tendré que hacer algo similar, pero sobre otr gran cineasta que tiene en este tema uno de sus favoritos: Ripstein. El mismo año de "Todo sobre mi madre", Marisa Paredes fue a Cannes a defender su papel de la coronela en la versión fílmica de la obra de García Márquez. La licencia que Paz Alicia Garciadiego se tomó con el breve relato del coronel, hacer crecer al personaje de su esposa, me hace pensar sobre cómo cada nueva generación de seres humanos, hombres o mujeres, deseantes de las caricias femeninas o masculinas, eligen poner de relieve tales o cuales rasgos de la figura femenina materna. En una película, Marisa es la diva vestida siempre de rojo (color que, como dijo Almodóvar alguna vez, se inventó para Marisa), y en la otra es la mujer con asma que rasca en el corral de las aves para buscar un poco de maíz para comer. Recuerdo que, un crítico nacional, dijo que cómo se habí atrevido Ripstein a hacer que Marisa Paredes hiciera tal acto indigno en su película. Suponer que las mujeres viven en un permanente estado de indefensión, y que las mujeres (o los hombres) no pueden vencer sus propios límites, eso si me parece mucha misantropía. Celebremos que Almodóvar y Ripstein tengan esos ojos privilegiados, tiernos y despiadados, para retratar a nuestras madres, a las madres que quisiéramos haber tenido, y a las figuras protectoras en que quisiéramos convertirnos... Muchos abrazos

Silencio, de nuevo:

Ese tono azul del Iglesias de "Lucía y el sexo" me gusta mucho, como todas las colaboraciones que ha tenido con Medem. En "Tierra" fue el rojo y el rubio del cabello de las mujeres que representaban el bien y el mal, el amor tierno y el deseo salvaje, desafiando al personaje de Carmelo Gómez, dispuesto a fumigar el suelo de esa región de España cuyo vino debe su sabor exquisito, paradójicamente, al humor de las cochinillas que lo habitan. Y, de lo que ahora me acuerdo al leerte, también está esa pieza, un vals muy mustio, que compuso para la parte final de "Carne Trémula", cuando Liberto Rabal se reencuentra de nuevo con esa calle madrileña que lo vio nacer y que pasó de la represión, a la movida, y luego a la incertidumbre... Qué gran músico es Iglesias, para huir del Zócalo o de cualquier otra parte, pero siempre con la promesa de volver, con o sin la frente marchita, porque veinte años (o minutos o siglos o meses9 no es nada... Un abrazo, Silencio

Zelig:

Qué sorpresa verte de nuevo, después de esas vacaciones tan provechosas en Irlanda. Tengo una deuda pendiente con Cassavetes, no conozco mucho de él. Como me sucedió con "Los detectives salvajes", obra de la cual quedé enamorado, haré caso de esta recomendación... Un gran abrazo, Zelig, a ti y todas tus personalidades camaleónicas...